Cuando llega el momento de presentar una versión traducida de un documento que fue escrito originalmente en otro idioma, suele aparecer la confusión entre traducción jurídica y traducción jurada. Para no incurrir en errores, es importante que tenga en cuenta que se trata de dos procedimientos diferentes y requieren también de diferentes profesionales para llevarlas a cabo.
Nuestra empresa puede ayudarle con ambos tipos de traducciones.
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¿Qué es una traducción jurídica?
Se considera traducción jurídica aquella que implica el cambio de idioma de documentos que tienen un carácter legal. Por ejemplo, el contrato de compraventa de una empresa o un testamento.
Este tipo de documentos se caracterizan por utilizar un lenguaje técnico que resulta complejo para quienes son legos en la materia. Por tanto, hace falta contar con un traductor jurídico que, además de conocer bien las lenguas de origen y de destino, esté al tanto de los términos jurídicos y comprenda su alcance legal.
Se puede recurrir a este tipo de traducción con documentos de carácter público o privado, en todos aquellos casos en los que hace falta que el documento sea ajustado de Derecho y totalmente entendible para todas las partes implicadas, en cualquiera de los idiomas con los que se está trabajando.
Así, se puede hacer una traducción jurídica de una sentencia, de un contrato, de los estatutos de una sociedad mercantil, etc.
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¿Qué es una traducción jurada?
La traducción jurada es la traducción de un documento (sin importar cuál sea su contenido) que tiene validez a efectos oficiales. Es decir, que se puede presentar ante la Administración y tiene el mismo efecto que el documento original.
Lo que hace el traductor jurídico es acreditar que el contenido de la traducción es una fiel y total reproducción del documento presentado originalmente.
La traducción jurada puede ser también una traducción jurídica si hace falta traducir documentos legales como una sentencia o un testamento. En ese caso, será necesario contar con los servicios de un traductor jurado debidamente acreditado qué, además, sea traductor jurídico.
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Diferencias entre traducción jurídica y traducción jurada
Para entender mejor cada uno de estos conceptos, es preciso analizar varios aspectos:
Propósito
- Traducción jurídica. Se centra en la traducción de documentos de tipo legal. Esto incluye contratos de alquiler, contratos de arrendamiento, contratos de compraventa, contratos de trabajo, contratos de ventas de inmuebles, legislaciones, documentos notariales, etc.
- Traducción jurada. Se emplea para documentos que deben tener validez legal ante las autoridades públicas y administrativas, pero cuyo contenido no tiene que ser necesariamente de tipo legal. Por ejemplo, un certificado de nacimiento o un título universitario.
Especialización
- Traducción jurídica. El profesional que la lleva a cabo debe tener un conocimiento profundo del vocabulario legal en los dos idiomas que está manejando.
- Traducción jurada. Para poder ejercer como traductor jurado, el profesional debe superar un examen convocado por el Ministerio de Exteriores y constar en el Registro de Traductores Jurados.
Precisión y fidelidad
- Traducción jurídica. La traducción debe ser precisa y fiel al original, pero se pueden hacer adaptaciones para evitar posibles ambigüedades.
- Traducción jurada. El traductor oficial asume la responsabilidad por la precisión y fidelidad de la traducción que ha certificado. Esa certificación es garantía de que la traducción refleja de forma exacta el contenido del documento original.
Certificación
- Traducción jurídica. No necesita ningún tipo de certificación.
- Traducción jurada. El traductor certifica la traducción y añade su sello en cada una de las páginas, dotando así de validez legal al documento.
Precio
- Normalmente, las tarifas de traducción jurada son algo más altas que las de traducción jurídica.
En ambos casos, se necesita contar con un profesional que se encargue del trabajo. La diferencia radica en que el traductor jurado debe contar con una habilitación específica para desarrollar esta labor, mientras que para una buena traducción jurídica bastará con un experto en temas jurídicos que maneje a la perfección los dos idiomas en cuestión.
La elección entre traducción jurada y traducción jurídica depende, en definitiva, del uso que se le vaya a dar al documento traducido. Si este ha de tener validez legal, entonces será imprescindible contar con un traductor jurado. Si no es así, bastará con una traducción jurídica de calidad.
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